Imagen de la nave desmantelada en Zaragoza. Policía Nacional.

Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria, en una operación conjunta con la Policía Nacional y la Dirección General de Lucha contra el Crimen Organizado de Bulgaria, ha desmantelado una macrofábrica clandestina de cigarrillos. La organización disponía de cuatro naves industriales; una de ellas, localizada en Zaragoza que operaba como centro de producción, mientras que las otras tres, ubicadas también en la capital aragonesa, Guadalajara y Madrid, eran empleadas como naves de seguridad.

Dichas naves se encontraban ubicadas en polígonos industriales con gran actividad empresarial, lo que favorecía que sus actividades ilícitas pasaran inadvertidas, ha señalado el Ministerio de Hacienda y Función Pública en una nota de prensa.

Contaban con la maquinaria necesaria para llevar a cabo las dos fases completas de una fábrica de tabaco, desde que se recibe la hoja hasta que salen los cajones dispuestos en palés para su venta, y eran capaces de producir 57.600 cajetillas al día.

Los agentes han detenido a 20 personas, desmantelando así una organización criminal perfectamente organizada y jerarquizada, y fruto de los registros realizados han intervenido numeroso material que permitiría producir 2 millones de cajetillas de cigarrillos.

Los agentes detectaron hasta cuatro espacios empleados por la organización para llevar a cabo su actividad. El primero de ellos, se trataba de una nave industrial de grandes dimensiones, en el polígono industrial Malpica de Zaragoza, que el entramado utilizaba como centro de producción de grandes cantidades de cajetillas de tabaco. Estaba acondicionada y disponía de numerosa maquinaria especializada, así como de diferentes espacios de producción.

Además, la organización contaba con otra nave en la misma ciudad, pero en un otro polígono. En este caso, se empleaba para hacer los trasvases de las cajetillas ya elaboradas a furgonetas para su posterior distribución. Esta segunda instalación era utilizada como un espacio de seguridad donde dejaban «enfriar» la mercancía hasta poder garantizar su reparto con seguridad, evitando que se pudiera establecer cualquier relación entre el lugar desde el que se pretendía distribuir el material y el centro de producción.

Por otro lado, tenían arrendada otra nave en Guadalajara para ocultar los vehículos de reparto de la mercancía. Allí tenían un remolque de grandes dimensiones, así como de seis lanchas semirrígidas con envoltorios de restos de hachís.

Por último, en un polígono industrial de Humanes (Madrid) contaban con un espacio destinado a recibir toda la materia prima, tanto los materiales imprescindibles para fabricar los cigarrillos y las cajetillas, como aquellos necesarios para el acondicionamiento de la nave de producción. La existencia de esta última nave aumentaba la seguridad y salvaguardaba el centro de producción, que es donde se enviaba el material, no sin antes adoptar múltiples y diversas medidas de seguridad.

Las gestiones policiales también permitieron identificar a los miembros del entramado criminal, algunos de los cuales pernoctaban en el interior de las naves con el objetivo de custodiar los materiales de su interior.

MÁS DE 57.000 CAJETILLAS DIARIAS

Los bienes inmuebles arrendados por la organización, así como su estructura y jerarquización, reflejaban su potencial económico, con una gran especialización tanto de sus miembros como de sus instalaciones.

La nave de producción de Zaragoza contaba con unas instalaciones y materiales capaces de producir 57.600 cajetillas de cigarrillos al día. Los agentes identificaron al encargado de dicha producción, resultando ser un ciudadano búlgaro que dirigía tanto las labores de mantenimiento de la maquinaria como el acondicionamiento de la nave.

Estas funciones recaían en dos ciudadanos de origen colombiano, que eran los encargados de instalar la maquinaria necesaria para la producción de cigarrillos, así como de aislar acústicamente el lugar.

La maquinaria formaba parte de una cadena de producción con dos fases completas y perfectamente diferenciadas. Por un lado, disponían de maquinaria para cortar, picar, secar y almacenar la hoja de tabaco. Por otro, disponían de las herramientas necesarias para fabricar los paquetes de 20 cigarrillos y el cartonaje con la serigrafía de una conocida marca.

Esto les permitía confeccionar las cajetillas, plastificarlas y agruparlas de diez en diez, conformando así los cartones de tabaco que quedaban listos para su posterior distribución y venta.

La valoración realizada, tanto de la maquinaria empleada como del material intervenido, así como de los materiales utilizados para el acondicionamiento de las naves, evidencia la gran capacidad económica de la organización desarticulada.

En los registros realizados, los agentes han intervenido 264.000 cajetillas de tabaco, valoradas en 1.320.000 euros, 1.680 kilos de picadura de tabaco, dos camiones, seis lanchas semirrígidas sin motor, y maquinaria valorada en 1.500.000 euros, entre otros efectos.

Con todos los efectos intervenidos, se estima que la organización contaba con material para producir un total de 2.000.000 de cajetillas de cigarrillos. Además, el perjuicio económico a la Hacienda Pública, consecuencia de la evasión de los impuestos, está valorado en más de un millón de euros.